La catolicidad del luteranismo: Cristo fundó la iglesia católica

Algunos comentarios sobre el tema:

»Cristo fundó una sola Iglesia invisible, la cual es santa, católica y apostólica. Algunos santos padres explican que Cristo instituyó su santa iglesia sobre la confesión (o fe) de San Pedro, la cual dice: TÚ ERES CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE». »Aunque un historiador, al menos de forma cronológica, podría ver a la Iglesia Luterana, como la Iglesia que inició en el 1500, para los reformadores luteranos, nunca fue así. En cambio volvían a la doctrina pura que la Iglesia había enseñado desde el tiempo de Jesucristo hasta su tiempo’. 

• Ariel Alvarez, fundador de El Católico Luterano.

»La iglesia católica romana tal como la conocemos hoy no existía antes de Trento. Esto es lo que los Luteranos creemos…  antes de Trento teníamos a la Iglesia Latina y a la Iglesia de Oriente. Hasta Trento, todas las cosas a las que nos oponemos eran sólo prácticas que eran «permitidas» pero no eran exactamente dogmas.  La Reforma hizo que todos en la Iglesia occidental tuvieran claro dónde están parados».

• Revdo. diácono Filmore Alvarez, fundador de Orthodox Lutheran

»La iglesia católica es lo que comenzó en Pentecostés y con San Pedro. 
Allí entonces estaban las divisiones entre oriente y occidente. La Reforma del siglo XVI dividió a la Iglesia de una manera significativa con los términos católico y católico evangélico (luterano) siendo utilizado para describir los diversos aspectos de la brecha en Occidente. Los Luteranos a menudo se confunden con los protestantes porque el idioma aún no había alcanzado la cultura de la Iglesia». 

• Rvdo. padre Ronald Weber, pastor luterano.

Las confesiones luteranas claramente afirman, enseñan y demuestran que tenemos las doctrinas bíblicas completas de la fe católica…
Cristo instituyó la Santa Iglesia Católica. A medida que la iglesia comenzó a enfrentar divisiones, en los primeros días fue la iglesia católica romana la que mejor preservó y defendió la verdad de las escrituras contra los errores de Oriente y contra las muchas herejías reales que también comenzaron a aparecer. Con el tiempo, la iglesia católica romana en sí comenzó a adoptar errores, incluyendo algunos a los que anteriormente se había opuesto y condenado con razón. La reforma de Lutero, al igual que la de Huss, no era un intento de crear nada nuevo, sino un intento de restaurar la fe católica romana a su solidez de doctrina. La confesión de Augsburgo incluso declara:

«Esta es la suma de nuestra doctrina, en la que, como se puede ver, no hay nada que varíe de las escrituras, o de la iglesia católica, o de la iglesia de Roma, como se le conoce por sus escritores». (Confesión de Augsburgo 21:5)

Esto fue efectivamente una afirmación de que nos adherimos a la fe católica romana no corrompida, que somos buenos y verdaderos católicos romanos, como se entendió el término históricamente. Pero como la propia Roma condenó muchas de las doctrinas que habíamos demostrado que eran históricamente católicas romanas, los luteranos tuvimos que encontrar nuevos términos para definirnos a nosotros mismos, ya que no queríamos estar asociados con los errores persistentes que ahora se defienden bajo el nombre «Católico romano.» 

Históricamente, entonces, nuestro término preferido ha sido «católico evangélico» para mantener esa conexión «católica». Pero como incluso eso puede llevar a cierta confusión, la mayoría de las veces nos inclinamos por «luteranos». No usamos este nombre porque seguimos a Lutero. Usamos este nombre porque confesamos la doctrina encontrada en las Confesiones Luteranas que, como se dijo anteriormente, proclaman que nuestra doctrina está en armonía con la fe católica histórica instituida por Cristo y defendida inicialmente por Roma. Entonces, las puertas del infierno no han prevalecido contra la iglesia católica. ¿Han prevalecido, por el momento, contra las instituciones terrenales de la Iglesia? Seguramente. Pero la iglesia católica y su verdadera doctrina perduran. Históricamente en la Iglesia Católica Romana, ahora (dado que Roma ha abandonado gran parte de su sana doctrina) en la Iglesia Católica Evangélica (es decir, el luteranismo confesional). 

Para concluir entonces, la Iglesia contra la cual no prevalecerán las Puertas del Infierno es la correcta confesión del Evangelio. El infierno nunca destruirá el Evangelio. Si todo el luteranismo algún día se saliera del camino de Roma y abandonara su propia confesión, surgiría otro grupo para preservar la verdadera fe católica. Esa fe nunca morirá.

• Austin Becker.

 

 

 

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